El tiempo pasa rápido cuando te lo pasas bien.
Ya llevo dos semanas en Noruega, y tras una intensa semana en el festival de Voss, condujimos durante varias horas y tuvimos que coger dos ferris para llegar a nuestro próximo destino, Valldal.
Es un pueblo pequeño, situado en medio de la zona de los fiordos, un paisaje de los que yo había visto en documentales y revistas, pero que nunca había tenido la oportunidad de visitar. El mar se adentra durante kilómetros en un valle donde antiguamente hubo un glaciar para invadirlo todo, dejando una imagen de película, donde laderas verticales de montañas aun nevadas se desprenden al vacío para acabar sumergiéndose en el mar.
Valldal
Pasamos de la incesante lluvia
que había caído sin parar sobre nosotros en Voss (que llegó incluso a
inundarnos las tiendas), a un ambiente puramente veraniego en Valldal, pasando
de vestir plumífero, anorak y gorro de invierno, a poder caminar descalzos y
con bañador. Un regalo venido del cielo, que había que aprovechar ya que
sabíamos que no duraría muchos días.
Una carretera cualquiera en Noruega...
Fuimos de los primeros kayakistas
en llegar a la zona, y no conocíamos nada del entorno, por lo que el siguiente
día fuimos a buscar algún buen río que remar. Había muchas cosas que bajar,
aunque al igual que últimamente en todos los ríos que nos encontramos, todo iba
bastante pasado de agua. Aun así bajamos todos los ríos de la zona, con el
problema añadido de que nunca sabíamos lo que nos íbamos a encontrar y en cada
paso teníamos que bajar a mirar lo que venía. Una manera de remar más lenta a
la que estamos acostumbrados, pero muy divertida a la vez, y que te hace sentir
como si fueras el primero que baja el río. Una verdadera aventura.
El fin de semana se celebró el
Valldal Summer Games, un festival de deportes de aventura donde también había
una competición de kayak extremo. Es la segunda de las cuatro carreras donde
competiré en Noruega, y muchos de los mejores kayakistas están también por
aquí, por lo que las competiciones están siendo muy interesantes. Debido al
gran caudal que había en el tramo de competición, la carrera se trasladó a un
tramo algo más tranquilo. Yo remé bastante a gusto durante toda la carrera y al
final terminé tercero, detrás de Sam Sutton (NZL) y Dag Sandvik (NOR).
Ahora ya estoy en Sjoa. Estoy
enfermo, ya que tras tantos días de lluvias y mal tiempo parece que me he
resfriado un poco. Aquí por fin tenemos techo y sitio para descansar, por lo
que espero poder recuperarme pronto para volver a remar cuanto antes. Tampoco
para de llover y los ríos están altísimos, cosa un poco frustrante. Pero bueno,
no vale quejarse, ya que allá donde mires hay un río esperando a que lo bajes.
Un paraíso para todo kayakista.
Hay que apostar dónde cagará la vaca...
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